domingo, 28 de octubre de 2007

Zárraga, con la guitarra al hombro

Es un incansable promotor de la cultura y de bellos e intrincados lugares de nuestro estado, el duranguense Alberto Zárraga es también un popular trovador y compositor local y es, además ampliamente conocido por su programa “Con la Guitarra al Hombro”, que el pasado 18 de junio cumplió su primer aniversario al aire.

El trovador incursionó en la música desde hace alrededor de 20 años, toca la guitarra y percusiones y últimamente le ha entrado el “gusanito” de escribir, como él mismo lo expresa; también está iniciando sus primeros pininos en el manejo de la videocámara e incluso ya realizó su primer largo metraje del que también escribió el guión.

De carácter sencillo y jovial, con su característica melena hasta los hombros, Alberto contesta a manera de broma al cuestionarle su edad que “nací no hace mucho, hace unos pocos años, un 10 de julio, era sábado por cierto y, según me dijeron eran las seis y media de la tarde.

Su inclinación por la vida bohemia le nació desde niño, cuando le daba por pegarse a escuchar la consola de onda corta de su abuelo, Don Pedro Zárraga para oír canciones que consideraba fuera de lo común e interesantes que le empezaron a gustar; pues su mundo se reducía a conocer Durango sólo de la Central Camionera hasta el Parque Guadiana y antes de su costumbre de “pegarse” a aquél aparato desconocía otros pasatiempos, por lo que la música le era prácticamente desconocida.

Precisamente, agrega que recuerda muy bien sus paseos dominicales con la familia al pequeño jardín que había frente a la Central Camionera, donde se ubicaba el monumento de un refresco embotellado.

Después se aficionó a escuchar en la radio de la camioneta de su padre la música que transmitía Radio Universidad; mientras tanto dos de sus hermanas se integraron a la Banda Juvenil del Estado, una tocaba la trompeta y la otra el saxofón.

Tenía 17 años cuando fue invitado a ingresar al grupo de danza de la casa de la Cultura, (antes conocido como Fonapas) y después al de la Universidad Juárez, pero en esta actividad duró muy poco, pues afirma que quería algo más, pero no sabía qué; luego un amigo le comentó que su tío iba a formar un grupo de teatro y buscaba gente que realmente se interesara por el arte.

De inmediato le gustó esta idea y participó en algunas piezas teatrales y pastorelas. Aquí duró entre dos y tres años y resulta que el famoso tío de su amigo era ni más ni menos que el maestro teatrista Enrique Mijares.

Inquieto siempre por todo lo relacionado al arte, el hiperactivo trovador tomaba clases de inglés en la Facultad de Contaduría y Administración (FCA), donde es invitado por otro amigo a participar en un grupo de música folklórica y fue así como noche a noche amenizaban las noches bohemias del antro “La Peña”, propiedad de Roberto Dorador, como el grupo Mecapal donde primero idolizó las canciones del cubano Pablo Milanés y después, -afirma - lo desbancó Silvio Rodríguez porque consideraba que éste tenía más chispa y sentimiento.


Este último trovador motivó a Alberto Zárraga a componer su primer canción, que tituló “Revoluciones Inconclusas”, la cual le inspiró al ver una fotografía en un diario de un soldado levantando el cadáver de un niño, cuya imagen impactó al artista y en sus momentos de soledad en su casa empezó a sacar los primeros acordes en su guitarra para dar forma a la melodía.

Siempre activo e inquieto, Alberto llegó a echarse sus “palomazos” en las ciudades de Monterrey, Morelia y Ciudad Juárez, Chihuahua y llegó el día tan soñado para él: ofrecer su primer concierto como trovador en octubre del 98 en el Teatro del Instituto Mexicano del Seguro Social en su terruño querido.

1 comentario:

chely dijo...

La hermosura del mundo a veces no se puede explicar con palabras, pero si con una melodia,una imagen,una mirada,una sonrisa.
siplemente gracias Alberto Zarraga
por tu programa.¡¡¡felicidades¡¡¡